Escucha.
Si piensas que necesitas dinero, contactos o suerte para emprender, escúchame bien.
Quiero que conozcas a un tipo que empezó su negocio desde la cárcel. Sí, desde una maldita celda.
Se llamaba Charles Ponzi (miedito aquí).
Y sí, es el mismo que dio nombre a las famosas estafas piramidales.
Pero antes de que me saltes al cuello, escucha esto: llegó a EE.UU. sin un euro, sin hablar inglés y sin conocer a nadie. Y aún así, en pocos años convenció a miles de personas de que le dieran su dinero.
¿Cómo? Con una historia.
Vendió la idea de un sistema financiero revolucionario. Se presentó como el visionario que había encontrado una forma de hacer dinero fácil. Y lo más importante: hizo que la gente creyera en él antes incluso de demostrar nada.
¿El problema? Era un engaño.
Pero la lección no es esa.
La lección es que si un tipo sin recursos, sin redes sociales y sin anuncios pudo vender una idea al mundo entero, tú también puedes.
El problema es que la mayoría de emprendedores no saben contar su historia. No saben cómo entrar en la cabeza de su cliente y hacer que no puedan dejar de pensar en ellos. Si no aprendes a hacerlo, tu negocio será invisible.
Bueno. Yo te enseño a hacerlo.
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